Anochece. El sol se pone y su brillo se apaga lentamente. La Luna, perezosa, despierta en la noche. Es un sol apagado, una luz velada. Tenue hilo de realidad que nos atrapa en su mundo de sueños y fantasias.
Todas las noches nos mira desde lo alto del estrellado cielo. Nos juzga mientras nos envuelve en su velo. Apacigua nuestros ánimos y despierta nuestra vena poética.
¡Cuantos han recitado versos a su luz! ¡Cuantos declarado su amor bajo su atenta mirada!
La Luna. Ese misterioso disco blanco que preside nuestros sueños. Esa bombilla encendida que todas las noches nos deja el Sol, cual si de niños pequeños se tratara, para que nos vigile y nos cuide.
Nuestra niñera.
18 mayo 2008
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