18 mayo 2008

Despedida

Sentado, te escucho mientras intentas justificarte. Autoconvencerte de tu propia decisión.

No te miro. Temo perder la cordura que hasta el momento no me ha faltado. Contengo las lágrimas que abordan mis ojos. Observo la plaza en la que nos encontramos, dos niños la cruzan, de lado a lado, persiguiendo un balon perdido. Continúo escuchando tus, para mi, incomprensibles justificaciones.

Cierro los ojos. Intento escuchar solo tu voz. Ni un ligero asomo de tristeza. Suena firme y decidida. Lo suficientemente distante como para hacer más agradable el silencio.

Recuerdo el día en que nos conocimos. Nuestro primer cruce de miradas. La primera vez que nos cogimos de la mano...el primer beso. Aquellas tardes lluviosas en casa. Tu brazo rodeando mi cintura, mientras permanecíamos recostados en el sofá. Tu cabeza, apollada en mi pecho.

Desvio levemente la mirada. Tu mirada se cuza, por primera vez, con la mía. Una gota de dolor asoma en tus ojos. Sufres, aunque yo pensara que no. Por primera vez el silencio es nuestro compañero.

Llevo sufriendo desde hace diez minutos. La lágrima que ha brotado de tus ojos, me dice que tú, llevas más tiempo sufriendo. En silencio. Viviendo el desamor encerrada en tu propia mentira. Esclava de tus decisiones.

El amor ha jugado contra tí. Te ha traiccionado. Hemos llegado a un cruce...que nos separa.
Te dejaré marchar tranquila. Pues el amor es cosa de dos, y uno solo, solo puede querer.

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